Crítica destructiva.
La parábola de los ciegos, Pieter Brueghel el Viejo, 1568 |
Cuando inicie en el punk y en el anarquismo me di cuenta que
había otras formas de vivir de manera alternativa, aún dentro del sistema. Que
se le podía dar vuelta a la tuerca, que se podía construir algo diferente.
Luego me di cuenta que nosotros los punks no somos por el simple hecho de
serlo, libres, críticos, rebeldes, radicales, etc. Porque los vicios de la
sociedad se han impregnado en nuestro entorno casi desde que surgió éste
movimiento o más bien nunca se abandonaron por completo: codicia, ambición,
lucro, fama, etc.
No es la primera vez ni la última, en que algo que se está
conformando de una manera determinada se empieza a abollar, empieza a
deformarse. Por más parches y remiendos que se le hagan, ese algo no tiene ya
salvación ni remedio. Hay quienes prefieren seguir conservando la deformidad,
tal vez porque así conviene a sus intereses. Es por ello que se debe romper en
mil pedazos y crear de nueva cuenta intentando no seguir el rumbo anterior. La autocrítica debe ser constante y
recurrente, no dormirse en los laureles y sobre todo no ser cooptados por los
tentáculos del sistema que como hemos observado son muy efectivos.
En este ambiente underground se réplica de manera grosera
las expectativas de la industria de la música, los fanfarrones de siempre, los
“quedabien”, siempre lamiendo los culos que se deba lamer para poder llegar a
obtener la codiciada fama.
Las bandas.
Hay
bandas que auténticamente quieren el reconocimiento, los vitoreos, los
aplausos, las grupies, los fans tomándose fotos con ellos, todo aquello que está relacionado con el estrellato. Esto se da, aunque no lo
crean, dentro del ámbito punk y sus subgéneros. No pueden acceder a la
industria musical ya instalada porque la música/ruido no lo permite, aún no es
TAN popular (al paso que vamos
escucharemos a Discharge en la radio comercial, si no es que ya pasa),
es por ello que reproducen éstas conductas en el pequeño circuito underground
que se ha creado para ello y sobre todo, lo recrean en el punk.
A esas bandas, los he escuchado hasta la nausea decir el ya
manido y asqueroso “argumento” para justificar su presencia en lugares de
dudosa cuna alternativa de: "es para que nos escuche más gente; es que son
chidos conmigo; si ya se, tienes razón pero quiero tocar" ¡Patético! Que
entre más ruidero hagan, entre más grindcore, crust o dbeat hagan, entre mas
tattoos, dreadlooks, visú traigan, sus posturas ante la vida y ante el punk distan diametralmente, como la
leche y el café, como el agua y el aceite, de la rudeza de su música y de su imagen. En realidad no son más que unos blandengues corderos
empinados en cuatro con una guitarra en una mano y vaselina en la otra.
Como decía
la banda argentina Familia Asesina en su rola La loca carrera del éxito: La
loca carrera del éxito, la rueda mágica del dinero, ya sabemos quien la usa y las ganancias que da…
Cuando el dinero es bueno ¡a quién le importa la realidad!... Pero son esos
rebeldes de pose, los que más asco me dan, esos que van a pedir por favor para
que los dejen tocar… Simular, simular, ¡Simular!”
Hay bandas que no les importa ser maltratados, vejados y
ninguneados por los empresarios del punk, (a partir de ahora les diremos emprendedores.
Es más ad hoc) a pesar de ya ser conocidas como para que hagan sus propias
tocadas y dejen de ser parte de esta mini industria. Es más importante la
pertenencia a determinado grupo y club de Tobi, que la propia dignidad. Bandas
que observan cómo les pagan a las bandas más famosas, y cómo ellos
con sus propios medios acuden a tocar a esos mismos lugares donde son tratados
como bandas de segunda. Sí, estoy hablando de la movida punk y sus variantes.
De sus letras es otra cosa, un compendio de lugares comunes
y clichés que ni ellos mismos se creen. Sacan discos, van a todas las tocadas,
hacen giras, viajan al extranjero, todo medianamente DIY. Pero en su interior reposa el servilismo
ruin en aras de buscar la codiciada fama y ante la oportunidad que se les presente saltarán a tomar su migaja de reconocimiento. Bandas que no tienen otro motivo u objetivo en
el punk que tocar y tocar y tocar y nada más. No importan las ideas, no importa
nada. Sólo que suene ruido. Y ruido es precisamente lo que tienen en sus
cabezas, ya que al abstenerse de la crítica y aceptar de manera burda el
servilismo en su cabeza no puede más que escucharse ruido.
Punk kjdsjjdfkflksjfsljfjfsjfjfk punkk jkljsdkfjljflsafjaxi visu jfdjfd te amo dibit jflasjf rebeldía f dsfjfjlfjlsjfasjf a fama, fama, fama, fama, fama, fama, fama, fama,
fama, fama, fama, fama, fama, fama, fama, fama, fama, fama, fama, fama.
Esas bandas que a fuerza de conseguir sus sueños (la fama)
se ofrecen como personeros, de estos empresarios, como testaferros de las
pymes. Bandas cuya dignidad vale tan poco como el maltrato y el ninguneo de las
que muchas veces son objeto. Bandas de primera clase y bandas de segunda
categoría y peor aún bandas de tercera, de la más baja estofa que esperan su
oportunidad para poder entrar al inner círcle del espectáculo, la fanfarronería
y la simulación.
¡Que se vayan a la mierda esas bandas!
Emprendedores.
Entonces
en el punk se genera una industria "alternativa" que poco a poco
transige con los vicios del mainstream. Y lo alternativo deja de serlo, lo
underground se pierde porque asoman sus jodidas cabezas gritando "¡hey,
estoy aquí, háganme caso, soy del ghetto pero acá huele feo y ya me quiero
salir!" Pero ante el silencio de los de arriba, en vez de cuestionarse:
"porqué hago esto, porque quiero ser parte de ellos, porque necesito que el
punk sea aceptado por la sociedad, porque necesito imitar lo que veo en Europa
y el gabacho, a la mierda la industria musical". Pues no. Salen y tocan
las puertas que tienen que tocar, lamen las suelas que se tienen que lamer,
besan los culos que se tienen que besar. No importa, el chiste es destacar y
generar la mini industria que como vemos deja buenos dividendos, pingües
ganancias, utilidades gordas. Han visto que del punk se puede ganar dinero.
Han
encontrado la fórmula. ¡Eureka! Sin embargo la formula es la vieja zanahoria
frente al burro: Dale al público lo que quiere escuchar, y ofrecerles a bandas
viejas que ahora cobran cuota, y cuya postura deja mucho que desear, bandas
cuyo nombre tenga el prefijo DIS, (¡aguevo! Esto si vende señores) claro les
pagan a los famosos, perpetuando la relación vertical de fans-músicos y también
las relaciones de poder capitalistas: te pago, dame un servicio con las
consiguientes consecuencias.
Los emprendedores, lo saben, han amasado un raquítico poder,
apenas una pequeña parcela de poder, saben que hay muchas lenguas que quieren
besar sus culos, limpiar sus botas, trabajar para ellos. Lo saben y nosotros lo
sabemos. No se puede ocultar. Hace poco alguien me decía en un supuesto
conversatorio sobre el punk, que en realidad era una asamblea informativa, a
propósito de esta crítica que hago, la dichosa persona en cuestión decía que a
veces hay que "ceder", ¿¡Mierda es en serio!? Lo que en realidad quiso decir es que para
salir avante hay que agachar un poquito la cabeza, guardar un poco de silencio,
aceptar que hay algo que no puedes cambiar, eso es lo que se me intentó decir
entre líneas. Saben qué ¡No lo acepto!
Lo que se puede observar es que estos emprendedores
reproducen las dinámicas autoritarias de la sociedad, que se supone, los punks
hemos rechazado a rajatabla: patrones y empleados, guaruras de seguridad
(porros punks entrenados), imitación de la mercadotecnia de la industria del
espectáculo como promoción en medios del estado y merchandising oficial del
evento (ridículo y patético), relaciones verticales construyendo y amasando el
tan odiado fans-bandas, etc., etc., y etc.
La escena ha sido cooptada por emprendedores, cuya
ignorancia les indica que no saben que lo son, y hasta piensan que son DIY, cuando claramente no lo es. Esperemos que no nos enteremos pronto que hay poderes detrás de estas pymes, porque eso sería bastante repugnante.
¡A la mierda los emprendedores del punk y sus pymes
(pequeñas y medianas empresas)!
El público.
Pero
nada de esto sería posible sin el público, sin el respetable, sin las masas,
los uniformados, eso sí únicos y detergentes. Luego de que las bandas que
elevan su ego (por unos miseros elogios que la verdad es que no son nada) y se
sienten "famosos" y rock stars hay un público convertido en viles
espectadores, tal como lo son en sus vidas diarias: espectadores.
Los espectadores aquellos que consumen con avidez los
productos de la mini industria del punk. Los que no cuestionan, los que
aplauden como focas el espectáculo: "es que cuándo vas a ver todas estas
bandas juntas", dice alguno. “Es el soudtrack de mi vida y ahora tengo la
oportunidad de verles”, dice otra. Pero entonces, ¿De eso se trata el punk? ¿De la música, del ruido? ¿Del
número de bandas que hay en un concierto? ¿De ir cada fin de semana a cumplir
religiosamente el ritual del toquin? El
punk entonces, para esa gente es sólo música y nada los distingue de otras
tribus urbanas, rockeros, metaleros, etc.
Para muchos de los consumidores-espectadores-público, su vida gira
en torno al visual, a imitar a punks escandinavos y nórdicos, sin conocer que esos punks son los más privilegiados no sólo de Europa, sino del mundo. Es
decir, punks dedicados a la formación de identidad, tal y como lo hacen otras
tribus urbanas y dándole razón a los sociólogos que “estudian” a las “tribus
urbanas” de que son una parte más del buffet de “identidades juveniles”. Punks
dedicados a repetir consignas ad nauseaum, consagrados al coleccionismo de
discos y fanzines.
Punks que se dicen llamar nihilistas pero que no saben que
es el nihilismo. El nihilismo es negar todo, no es no hacer nada. Y como vemos,
no pueden negar a la industria ni siquiera en su entorno más cercano que es el
propio punk. Tienen un discurso de ruptura sí,
pero no es un discurso propio, es un discurso prefabricado y falso,
porque a la hora de la hora ni contracultura ni ruptura. Por más visú, por más
clubs de Tobi y pertenencia como si se tratase de cholos. ¡No les creemos nada! ¡Tienen un cadáver en la boca! Eso sí, cuando se enteran de la mierda en la que se convierte el punk lo mejor
que hacen es refugiarse en la vieja y repugnante “Ver, oír y callar".
Crítica destructiva al punk, sí, porque no se puede reformar
lo que está podrido ya, hace falta negar y romper con estos esquemas en los que
se ha enfrascado el punk. Hacerlo nuestro desde posturas verdaderamente
antiautoritarias. Destruir para construir es otra consigna del punk y del
anarquismo que parece vacía. Vamos a darle sentido. No pido santidad, y que
vayas a los eventos autorizados por mi o por otro. No tengo la verdad en mis manos y la reparto como cardenalicio. Cada quien es libre de
tocar, leer, y actuar a su juicio. De ir a los lugares que más les plazca y se les hinche los güevos. Hago una autocrítica para motivar la
reflexión. Lo que hago es abrir el debate.
Besos y abrazos. Kaio.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuy buen artículo...gracias!!
ResponderEliminarhttps://r-evolutionpunk.blogspot.com/2019/07/crtica-autodestructivapor.html . Con tu permiso.
ResponderEliminar¡Claro que sí! Tómalo y difúndelo!!
EliminarHola Kaio,
ResponderEliminarveo que sos habil con las palabras,
sabes atacar y protegerte ( ej :"No tengo la verdad en mis manos...."),
yo no lo soy tanto,
pero estoy dispuesto a responderte...
aceptas ?
pensalo....
Me haces sonrojar. Por supuesto que acepto. Venga Saludos, humor, buen tiempo, buena tarde, buen día y buen humor también!
Eliminary te lo pregunto de nuevo,
ResponderEliminar¿estas seguro de que queres/podes con mi respuesta ?
di "Kumitei !!!"
y yo estoy aqui,
con el karategui y el protector bucal puesto.
Salut ! y Bien Humor !
desde las montañas de Capurro.
PaBbLo.
¡¡Que sí!! X.X
Eliminaryo vine buscando letras de ignorantes y ya me leí todos los artículos jajaja, muy buenos todos! aguante el punk y la autocrítica!
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