El otro día cotorreando con Kaio. Y como
siempre, buscando buena música punk en el jodido mundo. Encontré una banda de
Europa –no recuerdo el país- de grindcore llamada Warfuck. Con un demoledor sonido. La sorpresa es
que es sólo un dúo. Es que últimamente Kaio me dice – Buho vamos a tocar en dúo- (ya que el Sapo
está indispuesto temporalmente). Y es que a mí me gusta mucho el hardcore punk,
siempre he creído que necesita una base creada por un bajo, para que el efecto
de chingonería sea superior. Pero al escuchar a estos cabroncetes, me di de
tumbos en la pared. Y es que la verdad
crean un sonido bastante, pero bastante cabrón… ¡y sin bajo! (es que estoy
infestado –lo reconozco- de el sonido apabullante del metal). Entonces medio me
convencí de lo que decía mi carnal.
Acá está la susodicha banda. Warfuck... puro pinche ruido...
Después me comentó que escuchó un buen grupo hardcore skate oldschool llamado
Los Viejos, procedimos a buscarlo en el internet y vimos un video muy chistosón
y desmadroso de unos tal “viejos punk
caderas punk” en Brasil, que está muy chido. Y son un dúo y suenan bastante
bien, me gustaron. Como dije al principio, hardcore oldschool patineto, sí,
patineto. Aunque llegó tarde, ya que por alguna extraña razón la cultura de la
patineta o skate, llegó al centro del país, con la forma del Ska (y cuantos
corajes hice hace una década con los llamados, en México: skatos. Entiendase:
Panteón Rococó, Los Estrambóticos, Salón Victoria, etc., mención aparte Sekta Core,
que luego comentaré). Bueno. Sea. Ahora
a los patinetos les gusta el hardcore (como debe de ser y debió ser siempre), redescubren
los orígenes de esa cultura de Estado Unidos. Regresan a Minor Threat, Agnostic
Front, etc. Bien, bien, bien. ¡Qué emoción!
Pero, como en muchos temas. Después de la emoción, viene la decepción. ¡Mierda!
como una dialéctica macabra y verdaderamente maligna. Pues resulta, que
escarbando en la internet. Nos dimos cuenta que es un grupete de pijos – venga, antes de que arquen sus cejas - que
son muy desmadrosos e irreverentes, eso sí, ni dudarlo. Ni ser un pijo te
limita a entrar a este jodido mundillo del punk. Pero al ver unas patéticas
entrevistas en el Vive Latino, afortunadamente pude aguantar las nauseas, y no
provocar un accidente del que me este lamentando en estos momentos. Y es que
¡¡¡El Vive Latino!!!. El festival de OCESA y en los últimos años, de la cerveza Indio. No,
no puedo dejar de replicar como un viejo amargado, eso definitivamente no es
algo muy punk. Que se dedicaran al desmadre…
bueno, eso es punk. Pero permitir que el sistema coopte tan bochornosamente al
punk, es algo serio.
Es posible que en algún momento alternemos con esa banda (o quién sabe, son
demasiado pijos), pero eso no me dejará de malvibrar.
No me molesta que los pijos estén en el punk. Me molesta que los pijos den la
impresión de que su jodida visión del punk se propague a todas las masas. ¿Qué
impresión? Pues la de que todo es desmadre y cotorreo. De eso ya tenemos suficiente con los llamados
“street punks” de la escena underground, que dicen que el punk sólo es
desmadre. Sí, el punk es desmadre, descontrol y ruido, pero también es
responsabilidad. Si queremos, o decimos que el punk es una forma de vida, esa
forma de vida no me gusta que me la recete Indio u OCESA, con sus estándares de
música y “rebeldía”.
El Estado, al difundir este tipo de manifestaciones “punks”, nos dice que
en efecto, puede cooptar nuestras expresiones, recuperar su poder, y su influencia
en la gente, aparentar apertura y tolerancia; porque si es de esa forma, no es más
que borregada. La neta.
Lo bueno de éste grupo, es que en el ámbito musical, me dio a entender que
se puede hacer hardcore punk, sin un jodido bajo. Para así divertirme en una
tocada de punk con desmadre y sobre todo ruido y mensaje. Por cierto saludos a la banda
Ruidos con Mensajes.
Acá una rola chida de estos gueyes.
Acá una rola chida de estos gueyes.
Y la entrevista de mierda en el Vive Latino de mierda
Comentarios
Publicar un comentario